04 febrero, 2015

LA VIDA EN LOS VALORES

El niño ha de saber cómo cultivar la amistad: los amigos son nuestros aliados, personas sobre las que podemos contar, que se preocupan por nuestro bienestar, nos ayudan, que no pelean y comparten con nosotros lo bueno y lo malo.

Cuento reflexivo...

Érase una vez dos niños que iban caminando por el bosque. Estos niños eran amigos desde hacía mucho tiempo. De pronto, un oso grande y fiero salió a su encuentro, imponente con sus afeiladas garras y dando unos fuertes rugidos. "¡Oh, qué espanto ante aquel animal tan feroz!" El miedo era tal que uno de los niños echó a correr, y sin mirar hacia atrás ni preocuparse por nada, trepó a un árbol y se ocultó entre las ramas, para que el oso no pudiera verlo y luego poder escapar. El otro niño, despavorido, se quedó paralizado por el temor, y viendo que no tenía escapatoria del imponente animal, y que su amigo se hallaba a salvo, se quedó en medio del camino, se echó al suelo y se fingió muerto.
El oso, sorprendido, se le acercó y se puso a olerlo, pasando su nariz por todo su rostro, las orejas, el cuello, el pecho, las piernas, tratando de observar si había alguna reacción. El niño retuvo la respiración, pues sabía que si hacía algún fuerte movimiento el oso podría darse cuenta de que él pretendía engañarlo. De nuevo el oso volvió a olerle cara, le lamió las mejillas, le escudriñó las orejas, emitiendo gruñidos bajos pero tranquilos.
Tras un largo rato olfateando, el oso creyó que el niño estaba muerto y que, por lo tanto, no suponía ningún peligro para él, por lo que se alejó. Cuando el fiero animal ser marchó, el niño que estaba en el árbol bajó rápidamente y le preguntó entre risas a su amigo:
-¿Qué te ha dicho el oso al oído?
-Me ha dicho que los que abandonan a sus compañeros en los instantes de peligro no son verdaderos amigos."


El niño pequeño se siente el centro del universo. Poco a poco, su egocentrismo va cediendo y su sociabilidad mejora. No mentir, respetar las pertenencias de los demás, ser sincero y verdadero son actitudes de una persona honesta.


Prestar ayuda, sentir alegría por los éxitos de los demás, tristeza ante las penas ajenas son actitudes solidarios que un niño puede entender y practicar en su vida diaria con tal de que tenga buenos modelos en casa. Si tú eres una persona solidaria, él también lo será.

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